SOLEDAD: Mi paz o mi guerra.

¿Quien no se ha levantado un día y se ha sentido solo, deprimido, incomprendido, perdido, vacío, sin ganas de hacer nada, invisible?

La soledad puede ser nuestra paz o nuestra guerra. ¿Por qué?  Porque la soledad puede ser un arma de doble filo.

Por un lado puede hacer que nos conozcamos mejor, ayudarnos a nuestro desarrollo interno y sobre todo a darnos esa tranquilidad o paz interior que tanto anhelamos por el estrés que tenemos en nuestra vida diaria. (Trabajo, hijos, economía, sociedad, etc.).  Necesitamos un respiro, un aislamiento para desconectar de todo y descubrir nuestro yo interior para enfrentarnos mejor a los problemas externos.

Y por otro lado puede convertirse en una guerra que sino la ganamos, todo nuestro ser quedara paralizado ante ella cambiando nuestro carácter, personalidad, hábitos, llegando hasta tal punto que la tristeza, la depresión, la ansiedad, las auto agresiones  que nos propiciemos a nosotros mismos nos harán más daño que la propia soledad, quedando en el recuerdo aquellas personas alegres, entusiastas, felices, emprendedoras que vivían el día a día y ahora solo queda el espectro de lo que éramos, almas buscando la evasión de la realidad y relaciones sociales o de pareja insatisfactorias que no nos dan todo lo que necesitamos o lo que nos merecemos y nos lleva a la frustración de no saber superar la soledad, ese miedo tan difícil de aceptar. 

Estaría bien separar la soledad física de la emocional.

La soledad física es cuando no tienes a nadie a tu lado, nadie te hecha de menos o te está esperando, no perteneces a un grupo social, no puedes hablar con alguien, compartir tus alegrías y tristezas… Y la emocional es aquella que te sientes solo incluso estando rodeado de gente. Paradójico, verdad? ¿Como se puede sentir solo alguien estando en compañía? Como dice el refrán a veces más vale estar solo que mal acompañado y en este caso la soledad vendría dada por causas como no sentirse apoyado o comprendido, sentirse pulgarcito en un mundo de gigantes, tener miedo a que te hagan daño y no mostrar tus sentimientos, no confiar en nadie, o sentirse un bicho raro que nadie le puede entender por ser como es.

En estos tiempos la soledad esta mal vista, ahora lo que se espera es tener éxito social y el éxito social va correlacionado con la felicidad y la gente que sufre de soledad se ve desplazada e inferior pero bien es cierto que hay gente que elije la soledad como forma de vida: padres solteros, monjes, los llamados lobos solitarios, etc.

Pero una cosa es decidir querer estar solo y otra es llegar a estar solo por ser excluido socialmente, tener enfermedades mentales, ser discapacitado, ser cuidador, que te  discriminen por tus ideologías, raza e identidad sexual.

Para afrontar la soledad necesitamos seguridad en nosotros mismos, control de las emociones y fortaleza pero sobre todo preguntarnos:

¿Por qué me siento solo?

¿Cuándo y como?

¿Qué tipo de soledad tengo?

¿Cuánto tiempo llevo estando solo o sintiéndome solo?

¿Qué falla para que yo me encuentre en esta situación?

¿Es lo que realmente quiero o es mi escudo ante el mundo?

¿Me acepto tal y como soy para hacer frente a la soledad y a la sociedad?

¿Y que puedo hacer?

Y ahora una pregunta: ¿Vosotros que creéis que la soledad es una elección o una imposición?

Gracias por haberme dedicado un pedacito de vuestro tiempo.

Saludos.