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18 de diciembre de 2011

SOLDADITO DE PLOMO

¡Hola a todo el mundo! ¿Cómo estáis? Cada día se acerca más la navidad y nos vamos contagiando de su magia, por eso como me siento muy navideña y resurge mi espíritu infantil para esta entrada voy a utilizar un cuento muy conocido para todo el mundo. Es:

He elegido el Soldadito de plomo porque es una historia con mucho significado. Desde mi punto de vista la historia trata de la superación, de poder superar todos aquellos imprevistos que te depara la vida sin mirar atrás y seguir hacia delante. Nunca rendirte si el objetivo que quieres merece la pena aunque haya envidias, trabas, prejuicios, etc.  Lucha por lo que quieres y por lo que eres por que nadie lo va hacer por ti.

Aquí os dejo el cuento y luego lo comentamos. Las frases que más me han llamado la atención las recalcare porque creo que nos pueden servir de ayuda o sentirnos identificados. Y si veis vosotros alguna importante espero que me lo digais ;)



Érase una vez un niño que tenía muchísimos juguetes y, durante el día, pasaba horas y horas felices jugando con ellos.
Uno de sus juegos preferidos era el de hacer la guerra con sus soldaditos de plomo. Los ponía enfrente unos de otros, y daba comienzo a la batalla. Cuando se los regalaron, se dio cuenta de que a uno de ellos le faltaba una pierna a causa de un defecto de fundición.

No obstante, mientras jugaba, colocaba siempre al soldado mutilado en primera línea, delante de todos, incitándole a ser el más aguerrido. Pero el niño no sabía que sus juguetes durante la noche cobraban vida y hablaban entre ellos, y a veces, al colocar ordenadamente a los soldados, metía por descuido el soldadito mutilado entre los otros juguetes.

Y así fue como un día el soldadito pudo conocer a una gentil bailarina, también de plomo. Entre los dos se estableció una corriente de simpatía y, poco a poco, casi sin darse cuenta, el soldadito se enamoró de ella.
Pero las miradas insistentes y los suspiros del soldadito no pasaron inadvertidos por el diablejo que estaba encerrado en una caja de sorpresas. Cada vez que, por arte de magia, la caja se abría a medianoche, un dedo amonestante señalaba al pobre soldadito.

Finalmente, una noche, el diablo estalló.
-¡Eh, tú!, ¡Deja de mirar a la bailarina!
El pobre soldadito se ruborizó, pero la bailarina, muy gentil, lo consoló:
-No le hagas caso, es un envidioso. Yo estoy muy contenta de hablar contigo.
Pero un día fueron separados, cuando el niño colocó al soldadito en el alféizar de una ventana.

Quédate aquí y vigila que no entre ningún enemigo, porque aunque seas cojo bien puedes hacer de centinela!-
El niño colocó luego a los demás soldaditos encima de una mesa para jugar.
Pasaban los días y el soldadito de plomo no era relevado de su puesto de guardia.

Una tarde estalló de improviso una tormenta, y un fuerte viento sacudió la ventana, golpeando la figurita de plomo que se precipitó en el vacío.
El agua, que caía a cántaros, pronto formó amplios charcos y pequeños riachuelos que se escapaban por las alcantarillas.

 Una nube de muchachos aguardaba a que la lluvia amainara. Cuando la lluvia cesó, se lanzaron corriendo en dirección a sus casas, evitando meter los pies en los charcos más grandes. Dos muchachos se refugiaron de las últimas gotas que se escurrían de los tejados, caminando muy pegados a las paredes de los edificios.

Fue así como vieron al soldadito de plomo clavado en tierra, chorreando agua.
-¡Qué lástima que tenga una sola pierna! Si no, me lo hubiera llevado a casa -dijo uno.
-Cojámoslo igualmente, para algo servirá -dijo el otro, y se lo metió en un bolsillo.

Al otro lado de la calle descendía un riachuelo, el cual transportaba una barquita de papel que llegó hasta allí no se sabe cómo.
-¡Pongámoslo encima y parecerá marinero!- dijo el pequeño que lo había recogido.

Así fue como el soldadito de plomo se convirtió en un navegante. El agua vertiginosa del riachuelo era engullida por la alcantarilla que se tragó también a la barquita.

Enormes ratas, cuyos dientes rechinaban, vieron como pasaba por delante de ellas el insólito marinero encima de la barquita zozobrante. ¡Pero hacía falta más que unas míseras ratas para asustarlo, a él que había afrontado tantos y tantos peligros en sus batallas!

La alcantarilla desembocaba en el río, y hasta él llegó la barquita que al final zozobró sin remedio empujada por remolinos turbulentos.

Después del naufragio, el soldadito de plomo creyó que su fin estaba próximo al hundirse en las profundidades del agua. Miles de pensamientos cruzaron entonces por su mente, pero sobre todo, había uno que le angustiaba más que ningún otro: era el de no volver a ver jamás a su bailarina...

De pronto, una boca inmensa se lo tragó para cambiar su destino. El soldadito se encontró en el oscuro estómago de un enorme pez, que se abalanzó vorazmente sobre él atraído por los brillantes colores de su uniforme.

Sin embargo, el pez no tuvo tiempo de indigestarse con tan pesada comida, ya que quedó prendido al poco rato en la red que un pescador había tendido en el río.

Poco después acabó agonizando en una cesta de la compra junto con otros peces tan desafortunados como él. Resulta que la cocinera de la casa en la cual había estado el soldadito, se acercó al mercado para comprar pescado.
El pez acabó en la cocina y, cuando la cocinera la abrió para limpiarlo, se encontró sorprendida con el soldadito en sus manos.

-¡Pero si es uno de los soldaditos de...! -gritó, y fue en busca del niño para contarle dónde y cómo había encontrado a su soldadito.

-¡Sí, es el mío! -exclamó el niño.

-¡Quién sabe cómo llegó hasta la barriga de este pez! ¡Pobrecito, cuantas aventuras habrá pasado desde que cayó de la ventana!- Y lo colocó en la repisa de la chimenea donde su hermanita había colocado a la bailarina.
Un milagro había reunido de nuevo a los dos enamorados. Felices de estar otra vez juntos, durante la noche se contaban lo que había sucedido desde su separación.

Pero el destino les reservaba otra malévola sorpresa: un vendaval levantó la cortina de la ventana y, golpeando a la bailarina, la hizo caer en la chimenea.
El soldadito de plomo, asustado, vio como su compañera caía. Sabía que el fuego estaba encendido porque notaba su calor. Desesperado, se sentía impotente para salvarla. Balanceándose con su única pierna, trató de mover el pedestal que lo sostenía. Tras ímprobos esfuerzos, por fin también cayó al fuego.

Unidos esta vez por la desgracia, volvieron a estar cerca el uno del otro, tan cerca que el plomo de sus pequeñas peanas, lamido por las llamas, empezó a fundirse.

El plomo de la peana de uno se mezcló con el del otro, y el metal adquirió sorprendentemente la forma de corazón.

A punto estaban sus cuerpecitos de fundirse, cuando acertó a pasar por allí el niño. Al ver a las dos estatuillas entre las llamas, las empujó con el pie lejos del fuego. Desde entonces, el soldadito y la bailarina estuvieron siempre juntos, tal y como el destino los había unido: sobre una sola peana en forma de corazón.


Bonita, ¿verdad?

A ver, una de las frases que me han llamado la atención es cuando dice que el niño colocaba al soldadito mutilado en primera línea incitándole a ser el más aguerrido. Se podría interpretar que las personas que sufran algún tipo de problema, las pueden ver como “diferentes” respecto al resto y casi siempre van a estar en primera línea de observación de esta sociedad tan catalogista en la que vivimos y  esa misma sociedad es la que piensa (no toda) que esas personas son las mas débiles, y mi pregunta es: ¿Cómo pueden pensar que son débiles? Si son los más valientes y fuertes, si se están enfrentando a una lucha constante y salen airosos de las batallas manteniendose de pie, luchando por el día a día con una sonrisa.

Otra frase que me ha llamado la atención es cuando el niño dice que aunque seas cojo puede hacer de centinela. Y yo digo: de centinela, político, empresario, medico, obrero, cocinero, etc. En esta vida puedes hacer todo lo que te propongas. Que nadie detenga vuestras ilusiones porque os van a detener a vosotros mismos y luego solo queda el arrepentimiento. Nadie esta discapacitado o incapacitado para tener lo que se desea y quiere.

La siguiente frase es: "-¡Qué lástima que tenga una sola pierna! Si no, me lo hubiera llevado a casa.  -Cojámoslo igualmente, para algo servirá."
Aunque no os valoren o sepan ver el potencial que tenéis no os desmoralicéis porque la primera persona que ha de saber lo mucho que valéis sois vosotros mismos. La envidia es la actitud de la devaluación y para lo que algunos no es bueno para otros es lo mejor que puede haber.

Antes os he comentado que las personas débiles son para mi las más fuertes y una frase que lo deja muy claro en esta historia es: "Pero hacía falta más que unas míseras ratas para asustarlo, a él que había afrontado tantos y tantos peligros en sus batallas".
No obstante, es cierto que si la vida te da muchos golpes te puedes sentir débil, sin fuerzas, que no sirves para nada y no puedes más. Pero si eres capaz de levantarte una vez, ¿por que no 1000 veces más? El único golpe que puede acabar contigo es la muerte, así que de momento somos capaces de todo. ¿Y sabéis que? Aquellas personas que no os valoren, os marginen, os insulten, os quieran destruir poco a poco, esas personas son las débiles, no vosotros. Porque son ellas quienes necesitan del dolor de los demás para sentirse fuertes, con poder, superiores, porque en realidad saben que son como cristal, que a la mínima les pueden romper a pedacitos.

Y ya por ultimo, al final de la historia, el soldadito se siente impotente para poder salvar a la bailarina pero tras muchos intentos al final cae al fuego con ella. No os sintáis impotentes, si queréis algo ir a por ello, con tiempo y dedicación todo se puede lograr y para ello os diré una cosa que os ha de quedar muy clara: SOIS CAPACES DE TODO y eso se os ha de quedar tan grabado como vuestro nombre.

Espero que os haya gustado y que opineis, ya que estaré encantada de leerlo porque no todo el mundo tiene la misma interpretación de las cosas.  

Un beso a todos.

9 comentarios:

  1. anabel me ha encantado la interpretación del cuento PEDRO

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  2. Hola, soy azúcar, este cuento siempre me ha gustado aunque de pequeña me daba pena, sin embargo, ahora de mayor, lo interpreto de otra manera y sabes? Anabel, tienes razón que es un cuento de superación y de autoestima porque nosotros mismos nos conocemos mejor que nadie, el problema es que las personas con algún tipo de minusvalía, tienen una lucha constante porque somos los demás los que les ponemos las trabas y muchas veces les impedimos la superación a no ser que tengan una mentalidad fuerte o bien tengan la suerte de tener a alguien o algo por lo que luchar con lo que su lucha es una batalla más a ganar dentro de su guerra. No sé si me explico, espero que sí. Solo desearles que no se desanimen porque el que la sigue, la consigue. Hasta otra.

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  3. Azúcar decirte que te as explicado perfectamente y me ha encantado leer este comentario por que esta muy pero que muy acertado. Gacias. Saludos.

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  4. un post genial!!!!! me han emocionado las palabras del anonimo... muchas gracias por escribir estas cosas!
    un besazo enorme
    lu
    http://callmeluuu.blogspot.com/

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  5. Ojalá hubiera más blogs como este.

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  6. Hola Anabel, decirte sinceramente que tu blog me encanta!!! Que los temas que propones son muy interesantes y utiles para reflexionar sobre quien somos. Estoy segura de que va a servirle a mucha gente.
    Y no dudes que voy a formar parte de este blog!! Tu amiga que tiene la suerte d tenerte!!!
    Lauri

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  7. me encanto la historia!
    y el blog tb esta muy bueno! abrazo grande!

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